El origen de la democracia se remonta a la antigua Grecia, en el siglo VI a.C. En Atenas, se estableció un sistema de gobierno en el que el poder residía en la Asamblea, un órgano formado por todos los ciudadanos varones adultos. Los ciudadanos atenienses participaban en la toma de decisiones sobre asuntos políticos, militares y judiciales.
La democracia ateniense no era perfecta. Solo los ciudadanos varones adultos tenían derecho a participar en la Asamblea, y los esclavos y las mujeres no eran considerados ciudadanos. Sin embargo, la democracia ateniense fue un importante precedente para el desarrollo de la democracia moderna.
Las mutaciones de la Democracia
En la Edad Media, la democracia fue reemplazada por sistemas de gobierno autoritarios, como la monarquía y la aristocracia. Sin embargo, a finales del siglo XVIII, la Revolución Francesa y la Revolución Americana dieron lugar al surgimiento de nuevos sistemas de gobierno democráticos.
En el siglo XIX, la democracia se extendió a otros países del mundo, como Gran Bretaña, Francia y los Estados Unidos. En el siglo XX, la democracia se convirtió en el sistema de gobierno dominante en la mayoría de los países del mundo.
La democracia es una forma de organización social y política en la que el poder reside en el pueblo, que lo ejerce mediante representantes elegidos en elecciones libres y periódicas. La democracia se basa en los principios de igualdad, libertad y participación.
Fundamento básicos de la democracia
Sufragio universal: Todos los ciudadanos, sin distinción de raza, sexo, religión o condición social, tienen derecho a votar y a ser elegidos.
Separación de poderes: El poder está dividido en tres ramas: legislativa, ejecutiva y judicial, que son independientes entre sí.
Estado de derecho: Las leyes son iguales para todos, sin importar su posición social o económica.
Libertad de expresión: Los ciudadanos tienen derecho a expresarse libremente, a través de la prensa, los medios de comunicación y otras formas de expresión.
Libertad de asociación: Los ciudadanos tienen derecho a asociarse libremente para defender sus intereses.
Tipos de democracia
Democracia directa: Es la forma más pura de democracia, en la que el pueblo participa directamente en la toma de decisiones. Este modelo es una utopía que en la práctica nunca se ha logrado, existen algunos intentos como los plebiscitos, estos tienen realmente origen en grupos políticos en el gobierno o en la oposición.
Democracia representativa: Es la forma más común de democracia, en la que el pueblo elige a representantes para que tomen decisiones en su nombre. Este es el modelo de democracia utilizado por los gobiernos y ahí está la gran mentira.
La desigualdad: La democracia se basa en el principio de igualdad, pero la desigualdad económica y social puede dificultar la participación efectiva de todos los ciudadanos. Este problema lo encontramos en las economías pobres y en desarrollo. La desigualdad permite que los candidatos obtengan votos a cambio de favores o dinero.
Los poderes económicos: En las democracias el principal actor es el poder económico, en última instancia son quienes ponen los candidatos y dan el visto bueno a las decisiones de gobierno. Siempre están tras bambalinas y ningún gobierno toma decisiones que esos grandes poderes económicos.
La corrupción: La corrupción puede socavar la legitimidad de la democracia y erosionar la confianza de los ciudadanos en las instituciones. Las estructuras de gobierno en las democracias son una jerarquía de poderes por candidatos electos, a veces en turbias elecciones. Estos candidatos electos una vez electos no necesariamente cumplen las promesas realizadas en sus campañas porque quedan insertos en sistemas democráticos de gobierno degradados.
La polarización: La polarización política puede dificultar el consenso y la toma de decisiones. Esto ocurre cuando dos corrientes políticas comparten un gobierno sin que ninguna tenga una mayoría para aplicar cambios para beneficiar al pueblo con sus propuestas ya que en el seno de los gobiernos existe una jerarquía de poderes para las decisiones finales.
La participación: La participación ciudadana es esencial para la democracia, pero puede ser difícil movilizar a los ciudadanos para que participen en la política. Este fenómeno lo encontramos en los Gobiernos en los que el pueblo no cree en sus gobernantes y lo vemos reflejado en la abstención.
La representación: Los representantes elegidos pueden no representar adecuadamente los intereses de los ciudadanos. Lo más frecuente es que los representantes los definen los partidos políticos y no necesariamente corresponden a las afinidades de los electores.
La complejidad: La democracia es un sistema complejo que es difícil de gestionar. El sistema es modelo jerárquico en varios niveles que en su funcionamiento hace que las decisiones finales sean lentas y que en la práctica finalizan mutadas y no corresponden a las verdaderas del pueblo.